Las Marzas de Soba

Originariamente los mozos del pueblo se reunían a escondidas y se disfrazaban, para luego recorrer las casas cantando marzas y pedir el aguinaldo que empleaban en varias cenas de confraternización. Actualmente, debido a la escasez de jóvenes, toda la población masculina participa cantando marzas, coplas que alaban la llegada de la primavera. También se le llama marza al obsequio en especie que reciben en las casas que visitan.

En los inicios de las marzas de Soba se interpretaban varios roles con vestimenta diferente: Los atuendos completamente blancos identificaban a los ramasqueros, participantes que cantaban y bailaban marzas. Entre los ramasqueros se identificaba al galán o rabadán por ser el portador de un ramo del que se colgaba en aguinaldo recaudado en especies.  La ropa más estrafalaria se reservaba para el payaso, encargado de hacer gracias, parodias y bufonadas delante de las casas. Tras finalizar las marzas, el torreneru se encargaba de recoger el aguinaldo en efectivo y el sobrante en especias que no podía ser colgado del ramo, ataviado con un cuévanu en la espalda.

En la actualidad los roles que se han conservado son los ramasqueros y el torreneru, es decir, los encargados de cantar y bailar marzas y  el encargado de recoger el aguinaldo. Todos ellos se visten con camisa blanca y pantalón azul, envueltos con una piel de oveja y con campanos atados a la cintura que hacen sonar al terminar de cantar las marzas.